Tuesday, February 21, 2006

Downhill I: Uphill

Imagina una montaña...

Tan alta como puedas ser, blanca, pacífica, imponente...agresiva.

Cubierta hasta las faldas con la suave y blanca miel del cielo.

Sueñas con volar hasta la cima, donde suaves nubes nacen al torcer el viento y encontrar el frío azul del cielo.

Sonríes, sueñas...

Te encuentras a sus pies, tan pequeño como un grano de arena, insignificante, impotente, seguro, alegre...en paz.

El frío viento de la cima baja veloz para acariciar tu cara y jugar con las copas de los verdes y altos pinos que crecen a tu alrededor mientras los creas.

Escuchas sobre tí el canto de un gran ave de montaña, y a lo lejos el crujir del hielo; denso, frío y azúl que nace en el glaciar: enorme y peligroso río de hielo que tienes frente a tí...se desprende.

Esa ave que pasa sobre tí canta tu nombre y al instante te encuentras sentado sobre su espalda, asido con todas tus fuerzas a las plumas de su cuello.

Veloz y alto vuelas sobre ella, y la puedes ver bajo tus pies; antes grande e imponente parece ahora decrecer hasta perderse en sus hermanas.

El viento te acaricia y te saluda, juegas con él, le contestas...el ave te sonríe.

No encuentras nubes frente a tí, simplemente un vasto azúl que se pierde en tu mirada y te llena el alma. Respiras, cierras los ojos y sientes el suave batir de las alas de tu alma, ave de montaña.

Extiendes tus brazos y sientes el veloz paso del viento entre tus dedos y entre tus cabellos que alegres se alborotan y despeinan para jugar también.

Acercas tu boca al oido de tu ave y con un suspiro ella reaxiona y velozmente gira y desciende hacia tu montaña. La velocidad con la que baja te obliga a cerrar los ojos para no llorar y, de pronto, la vuelves a ver, justo frente a tí, majestuosa.

Tu ave la cirdunda dando lentos golpes al aire con sus alas. Sientes la fría paz de la montaña junto a tí y observas con asombro lenta y minuciosamente cada detalle, cada camino, cada roca, prominencia, risco, cueva, saliente, cascada helada.

A tu señal el ave nuevamente se levanta y baja justo en la cima, te deposita, bajas. La acaricias suavemente y le agradeces al tiempo que ella despega lentamente lamiendo tu montaña con sus alas.

Frente a tí se construye todo un nuevo mundo ke brota de tu mente al momento ke lo ves. No hay nada ke pueda obstruir tu vista, así ke ves hasta donde puedes ser.

Tierra nueva, tierra curva, tierra inmensa, tierra azul ke te deslumbra.

¿Cómo es ke antes no te ví, tierra mía?

Puedes ver todo a todo tu alrededor, 360° horizontales, 360° verticales y descubres ese resplandor característico.

Volteas hacia abajo y puedes ver las nubes ke corren como ríos entre las montañas, entre los valles, sobre los campos, sembrando vida.

De pronto el viento cambia y en un pekeño hueco entre las nubes alcanzas a ver el mas denso y verde bosque ke tu mente ha visto jamás, y a lo lejos, soleadas playas ke se pierden en un mar turquesa de infinitas proporciones.

Ahora ya no eres pekeño. Ahora todo es pekeño para tí... incluso el vasto océano se pierde en diminutas olas y crestas ke te recuerdan la inmensidad y el infinito alcance de tu ser.

Todo ha sido tan rápido ke no has sentido tiempo de respirar, así ke abres tus pulmones y los llenas con el más puro y fresco aire: puro, fino y transparente aire que vuelve a darte esa vida antes perdida. Te purifica, rejuveneces, te iluminas.

Y junto a tí, la sientes, la imaginas y la haces presente; esa persona ke no podría estar en otro lugar diferente ke en la cima de tu montaña acompañándote... Te sonríe. Y existe a tu lado pura, sin máscaras, sin sombras, sin reflejos.

El tiempo no existe y lo sabes, esa sonrisa y el amor se han vuelto eternos y así los dos eternos se funden con un beso eterno.

Y entonces tu mundo se expande aún más, acrecentado con el nuevo universo ke ella trajo consigo a tu montaña. Cielos nunca antes vistos, estrellas no conocidas, paraísos perdidos y una nueva luna.

Todo se ha compartido, todo deseo fundido, toda alegría dada, toda alma entregada. Pues ya no sois dos, sino uno.

Dentro de tí sientes su presencia, te inunda, te llena, te hace brillar con luz eterna, te dejas amar.

Tan ligero te has vuelto ke tus piernas no se hunden en la nieve de textura de algodón.

Has llegado a la cima, has cumplido tu sueño, encuentras y te encuentras, te has iluminado. Exhalas y suspiras.

En la montaña, en la cima, en la cumbre...

...Uphill

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