Tuesday, May 03, 2011

Las enseñanzas de Mr Yakult

Hace años, pero AÑOS! creo que en la secundaria de hecho, alguien me leyó (o nos leyó, refiriéndome a todo el grupo) la historia de Yakult, y cómo, como todo buen emporio Japonés, empezó con un tipo super intenso y muy clavado en su chamba que sacrificó todo y blah blah.

La cuestión es que de lo único que me acuerdo de ese texto, que tengo la sensación de que era muy bueno, es que el Mr Yakult celebraba cada suceso importante de su vida sembrando un árbol, y soltaba la pregunta de cómo sería el mundo si todos hiciéramos lo mismo. Y vaya que sería diferente.

7,000,000,000 de pelados celebrando al menos 2 o 3 sucesos importantes al año serían una cantidad impresionante de árboles siendo plantados anualmente (do your math). Lo interesante aquí es que como cada árbol significaría algo importante de tu vida, no dejarías que el arbolito se secara, es más, no dejarías ni siquiera que un perro lo meara. Sería otro planeta.

Así que, la semana pasada hice el recuento de los daños de mi vida y pensé que ya es tiempo de hacer mi parte y sembrar todos los árboles que mi vida se merece. Me fui a comprar una pala de trasplante (de esas picudas) y hoy en la mañana salí a correr con mi perra y juntos sembramos un árbol… O bueno, más bien yo sembré un árbol y mi perra babeó mi espalda.

De dónde saqué el árbol? Bueno, hace 2 años creo hice el mismo experimento del frijolito en el bote de Gerber que uno hacía en el kinder, pero esta vez, en lugar de frijolitos, usé semillas del enorme, frondoso y poderoso fresno de mi banqueta (no, no me estoy proyectando, los que conocen mi casa saben de lo que hablo), y de las 5 semillas que metí a remojar al algodón salieron 3 arbolitos que hasta hoy seguían creciendo felices en su macetita.

Digo “seguían” porque ya tomé la decisión de plantarlos estratégicamente.

Estrategia? Cuál estrategia? … Fácil.

Las campañas anuales de reforestación son masivas, impactantes, impresionantes! Llegan hordas de niños, scouts, señoras, gorditos, deportistas y abuelitos a sembrar en familia miles de arbolitos en cuestión de horas, toman su lunch y huyen en los mismos camiones que los trajeron para nunca regresar a ver qué pasó con los dichosos arbolitos.

La realidad es que la mayoría de las veces el 90% de los arbolitos se seca o muere de alguna causa natural como el haber sido trasplantados por alguien inexperto, compartir el mismo metro cuadrado con otros 10 compas, o falta de mantenimiento.

Yo no soy un experto, así que mi estrategia no puede ser muy exótica y sólo consiste en sembrar los arbolitos en el lugar que considere más adecuado para ellos. Ese lugar “más adecuado” he convenido que sea sembrarlos cerca, no en el cerro que resalta en el horizonte, sino en los camellones y cerritos de por mi casa (que no son pocos) a fin de poder ir a verlos a cada rato y ver que todo vaya bien con ellos.

En estos días sembraré el resto de los arbolitos que me tocan hasta hoy y recolectaré harta semilla para repetir el experimento. En el inter que crezcan los nuevos retoños, buscaré un vivero que me provea de todo arbolito que necesito. Y si, estoy decidido a que sean fresnos y fresnos nada más.

Retomando.

Me sentí bastante contento de sembrar mi arbolito y si, Mr Yakult tenía razón, al sembrarlo por una razón en particular y no sólo sembrarlo por sembrarlo, deja de ser un arbolito y se convierte en un símbolo que  representa una etapa específica de mi vida, y la metáfora del árbol creciendo al ritmo que mi vida se desarrolla a partir de ese suceso importante lo convierte en algo más gratificante aún.

Así que, cuántos arbolitos merece tu vida hasta hoy?