El viernes tuve un desayuno con un cliente que, en lo personal, me cae a toda madre.
El compa es el director de una fábrica de papel y ha sabido moverse a pesar de que la industria papelera nacional va en picada total. Mi labor con él es ayudarlo a echar a andar una nueva línea de negocio que le va a dejar un montón de lana (hopefully), y según veíamos el viernes, se puede convertir en un negocio de puro flujo de dinero.
Qué es esto? para explicarlo, él mismo usó este pequeño cuento:
Un día un vato entró a un hotel. Como no sabía si la calidad del mismo sería suficiente para él, pidió permiso para entrar a ver las habitaciones.
El administrador del hotel le dijo que si dejaba un depósito de 100 pesos, con mucho gusto lo dejaría entrar a recorrer el hotel. Así lo hizo el compa y un botones le indicó el camino al elevador.
Tan pronto se cerró la puerta del elevador, el administrador del hotel salió corriendo a pagarle los 100 pesos que le debía al del restaurante. Cuando el del restaurante recibió el dinero, salió corriendo a pagarle los 100 pesos que le debía al carnicero. Éste, tan pronto tuvo el dinero, salió a saldar su cuenta con el del rancho de puercos, este último corrió a pagarle a su prostituta (las prostitutas también fian según esta historia), y la prostituta corrió a pagarle los 100 pesos que le debía al hotel.
Cuando la prostituta iba saliendo del hotel, el compa bajó del elevador y le dijo al administrador que no estaba interesado en el hotel, el administrador le regresó su mismo billete de 100 y le deseó buena suerte.
Así, al final de la historia, todos recibieron su dinero, todos pagaron sus deudas y el vato ni se dio cuenta.
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